1. EXFOLIACIÓN
Realizar una exfoliación profunda, al menos una vez a la semana, es la mejor forma de demostrarle a tu piel lo mucho que la quieres. Al exfoliar, eliminas las células muertas de la piel, mejoras su textura, unificas su tono y previenes las imperfecciones.
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2. MASAJE FACIAL
Si nunca has probado a darte un masaje facial, ¿a qué estás esperando? Mejorarás la circulación sanguínea y oxigenarás la piel, liberando sus toxinas y experimentando una sensación de relax increíble. Sólo tienes que recordar no masajear nunca la piel seca (utiliza siempre un aceite facial para evitar irritaciones) y hacerlo con suaves movimientos ascendentes que la doten de una apariencia naturalmente tersa.
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3. MASCARILLA
El uso de una mascarilla es uno de los tratamientos más habituales como complemento de la rutina diaria. Existe un gran número de mascarillas faciales diferentes que puedes utilizar, dependiendo, por supuesto, de las necesidades de tu piel (de arcilla para piel grasa, de Aloe Vera para piel seca…). ¡Incluso puedes encontrar algunas multi-beneficios que potencian la hidratación, la luminosidad o proporcionan un efecto tensor al instante!
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4. ACEITE FACIAL
Tu piel se merece lo mejor y por eso, debes recurrir al mejor de los productos. El aceite facial proporciona una inyección inmediata de antioxidantes, vitaminas y una poderosa dosis de hidratación para todo tipo de pieles, haciendo que resplandezcan.
Aplícalo bajo tu tratamiento hidratante con un suave masaje y descubre todo lo que su fórmula puede hacer por tu piel.
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