1. NO HIDRATAR LA PIEL
Todo lo que nos rodea afecta a nuestra piel, desde las condiciones climatológicas al afeitado. Es nuestra carta de presentación y por eso es importante protegerla y nutrirla. Una correcta hidratación previene la sequedad y mantiene el equilibrio de las pieles mixtas y grasas. Elige un producto que actúa a la vez como bálsamo aftershave y loción hidratante. Aplícalo inmediatamente después de la ducha para suavizar la piel en profundidad.
2. AFEITADO EN SECO
Afeitarse con la piel seca raramente tiene buen final. No utilizar un gel de afeitado sólo provocará irritación, por no mencionar los posibles cortes derivados de la imposibilidad de deslizar correctamente la cuchilla. Evitarás dolores e irritaciones utilizando un gel de afeitado y cambiando las cuchillas de afeitado regularmente. Y para alcanzar los mejores resultados, procura afeitarte seguidamente después de la ducha, momento en el cual los poros se encuentran más abiertos.
3. AFEITADO MAL APURADO
Las barbas de dos días y mal afeitadas no sientan bien a cualquiera. Asegúrate de apurar correctamente las patillas y la zona del bigote diariamente. Pasa suavemente la cuchilla por las mejillas sin presionar en exceso y asegúrate de que su contorno es limpio y está bien trazado. No olvides revisar la nariz y las orejas para mantener sus orificios libres de pelitos.
4. LOS PRODUCTOS INCORRECTOS
Encontrar los productos de afeitado perfecto puede ser la clave para sentirte bien en tu piel. Si por el contrario, coges el primer producto que encuentres en el armario del baño, no sólo no conseguirás los resultados adecuados, sino que provocarás irritaciones o cortes no deseados.
5. CABELLO A PUNTO
Usar demasiada cera puede provocar un exceso de grasa, y un exceso de colonia puede ser contraproducente. Recuerda utilizar todos los productos de aseo y belleza con moderación. El equilibrio es la clave así que procura encontrar las fórmulas adecuadas que más se adaptan a tu piel y a tus necesidades.
