Ya sean reuniones virtuales, hacer más compras por Internet o ver más Netflix que nunca, hay algo que es seguro: pasamos mucho más tiempo frente a nuestras pantallas -nuestra principal fuente de luz azul artificial- que antes. Y aunque nos han ayudado a continuar con el trabajo, con la escuela y con la vida social durante la COVID-19, es hora de plantear la pregunta: ¿cuáles son las consecuencias de pasar demasiado tiempo frente a una pantalla?Resulta que hay muchos conceptos erróneos cuando se habla de la cantidad de luz azul que emiten nuestras pantallas y cómo nos afecta. "La luz azul” debe tomarse en serio en términos de un enfoque holístico de nuestra salud", dice Capucine Martin-Phipps, científica principal de Oriflame.
Esta es la sorprendente verdad sobre el tiempo de exposición a la pantalla, y cómo protegerse.
1. La mayor parte de la luz azul no proviene de la pantalla
Al contrario de lo que afirman los rumores, la luz azul procedente de tu teléfono móvil, tableta, televisor o pantalla de ordenador se emite con una intensidad muy baja. En realidad, la mayor fuente de luz azul es la luz solar, ya que su intensidad es mucho mayor (¡algo así como 200 veces más!).
Todos esos rayos que descienden del cielo están compuestos por un espectro de colores en forma de arco iris, que van desde la luz ultravioleta (UV) invisible en un extremo hasta el infrarrojo en el otro, y la luz azul es uno de los componentes de esta "luz visible".
Piénsalo de esta manera: "Si estás a 30 cm de una gran hoguera, el calor que sentirás casi te quemará. Compárelo con una vela o una cerilla: a 30 cm de una vela o una cerilla no sentirá ni siquiera el calor que desprende", dice Martin-Phipps. "Así que es un poco lo mismo comparar la intensidad de la luz azul de las pantallas -incluso las más potentes- con lo que obtendrías de la luz visible o la luz azul del sol".
Así que, aunque es absolutamente necesario proteger la piel de la luz azul, es la luz azul del sol -no la de la pantalla- la que es peligrosa. "El objetivo es protegerse de algo más que de los rayos UV (del sol), porque se ha demostrado que la luz visible y la infrarroja también tienen un impacto (en la piel)", dice Martin-Phipps. "Pero esto viene del sol, no de las pantallas".
2. La luz azul de las pantallas no es siempre mala para la piel
Sí, has leído bien. Olvídate de todo lo que sabes sobre la luz azul que daña tu piel. Olvídate de usar protección solar mientras trabajas frente a tu portátil (¡a menos que estés en el exterior o junto a una ventana con sol directo!)
"Si no te expones a la luz solar directa en el interior, no hay ninguna prueba científica hasta la fecha de que tengas que usar un protector solar", dice Martin-Phipps. "Probablemente haya un impacto indirecto por estar de pie frente a una pantalla y cansarse y estresarse, y ciertamente hay un impacto en la piel por el estrés. Pero si eliminas todo eso y te quedas de pie frente a la pantalla durante 24 horas con los ojos cerrados, es muy probable que tu piel no sufra un impacto directo".
Así que lo más importante es tener en cuenta tu estilo de vida en general. Si el tiempo que pasas frente a una pantalla afecta a la cantidad (o a la escasez) de ejercicio que haces o si comes patatas fritas sin pensar mientras estás frente al televisor, ése es el mayor problema.
"Estar de pie frente a una pantalla -ya sea el portátil o el teléfono- significa que probablemente no haces tanto ejercicio ni te mueves tanto... pero el efecto de la luz de la pantalla sobre la piel directamente no está demostrado hoy en día que sea preocupante. No induce ni empeora fácilmente la pigmentación", concluye Martin-Phipps.
3. Es el enemigo del sueño
¿Te cuesta dormir? No es algo extraño, porque la luz azul es un conocido perturbador del sueño. "Desde el punto de vista de la salud, lo que más preocupa de la luz azul es que altera el reloj biológico y le dice al cerebro que es de día, aunque sea de noche", dice Martin-Phipps.
Debido a nuestra elevada sensibilidad a la luz azul, ésta tiene la molesta capacidad de interferir en nuestro ritmo circadiano (el reloj biológico responsable de los periodos de sueño y alerta). Naturalmente, todos somos diferentes y a algunos les afecta menos, pero hay pruebas sólidas que sugieren que navegar por el teléfono o ver la televisión justo antes de acostarse puede alterar nuestro ciclo circadiano.
¿Por qué es importante el ciclo circadiano? Alterar el reloj biológico puede tener un gran impacto en la salud y el bienestar, y se sabe que está asociado a graves trastornos de salud. Los expertos recomiendan desconectar al menos 30 minutos antes de la hora de acostarse.
4. Pone a prueba tus ojos
Como la luz azul tiene una longitud de onda muy corta en comparación con otras radiaciones, produce una gran cantidad de energía. Teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que podemos pasar frente a las pantallas cada día, esto significa que nuestros ojos están siendo constantemente bombardeados, lo que los estudios sugieren que puede tener efectos muy negativos. Un ejemplo de ello es la fatiga visual digital, una afección conocida por causar desde visión borrosa hasta dolor de cuello y espalda.
Pero lo peor es que, con el tiempo, puede llegar a provocar una degeneración macular, un problema mucho más grave que puede provocar daños oculares permanentes e incluso ceguera.
5. ¡La luz azul puede ser vencida!
Por último, pero no menos importante... y sí, esto puede parecer una locura... ¡podrías (y probablemente deberías) limitar tu tiempo de exposición a la pantalla! Redúcelo y podrás salvar tu piel y ojos jóvenes a largo plazo, por no mencionar que podrás dormir mejor por la noche.