1. AGUA
Comienza mojando la brocha bajo el grifo con agua caliente para eliminar los residuos de maquillaje. Sujeta la brocha ligeramente hacia abajo para evitar que el agua penetre directamente en el interior de la parte metálica. Así te asegurarás que el pegamento interior pierda la adherencia que sujeta las cerdas.
2. CHAMPÚ
Llena un cuenco con agua tibia y añade un chorrito de champú. Sumerge la brocha y frótala suavemente sobre la palma de la mano con movimientos circulares hasta crear espuma.
3. ACLARAR
Aclara las cerdas de la brocha con agua y repite los pasos 2 y 3 de nuevo hasta que el agua esté completamente limpia.
4. ENJUGAR
Escurre el exceso de agua de las cerdas de la brocha presionándolas con los dedos pulgar e índice. Luego utiliza un paño o un papel para enjugar la brocha. Es importante que cuando termines, compruebes que las cerdas están posicionadas correctamente en su forma original.
5. SECAR
Finalmente deja secar las brochas por completo antes de volver a usarlas. Puedes colocarlas tumbadas en una superficie plana sobre una toalla seca o de pie sobre un expositor específico para brochas. ¡Una opción perfecta para tenerlas siempre a mano y en perfecto estado de revista!Escurre el exceso de agua de las cerdas de la brocha presionándolas con los dedos pulgar e índice. Luego utiliza un paño o un papel para enjugar la brocha. Es importante que cuando termines, compruebes que las cerdas están posicionadas correctamente en su forma original.
¡Así de fácil! ¡Brochas limpias que te durarán mucho más tiempo!
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