Prepárate
Cuanto más cómodo te encuentres con lo que vayas a decir, más seguridad transmitirás al decirlo. Prepárate el discurso antes, escríbelo o recítalo delante del espejo para practicar la gestualidad. ¡Te sorprenderá lo fácilmente que puedes corregir los pequeños errores!
Cuenta tu propia historia
Si hablas desde el corazón, tus oyentes se sentirás más identificados con lo que les estás contando. Te escucharán con atención porque quieren escuchar tu opinión y tus sensaciones, no las opiniones de otra persona. Demuestra tu valentía y habla con total honestidad. A veces resulta difícil, pero es en esos momentos en los que será más importante la confianza que transmitas.
Habla de forma clara y sencilla
No compliques las cosas. Expresa lo que tengas que decir con voz clara y de forma sencilla y directa. Recuerda lo que has escrito y no te andes por las ramas. El promedio de atención del ser humano es de 8 segundos, así que tenlo en cuenta y elige bien las palabras que vayas a utilizar.
Dirígete a un objetivo
Céntrate en aquello que quieres conseguir. ¿Buscas que alguien te compre algo? ¿Buscas apoyo en un nuevo proyecto? ¿Estás explicado algo complicado a un amigo? Ten siempre en mente cuál es tu objetivo y dirige la charla para alcanzar tu propósito.
Recuerda escuchar
Escuchar requiere de mayor concentración que hablar (¡puede que incluso de más!) pero es de vital importancia que lo hagas. La gente siempre escucha de una forma más proactiva cuando sienten que se les escucha y respeta.
Estas son solo algunas de las ideas por las que puedes empezar. Comienza a ponerlas en práctica y notarás que poco a poco, ya no piensas en ello, sino que el discurso te sale de forma natural. Y recuerda: cuando más practiques, mejor te saldrá. ¡La confianza es la clave!