Sopas y Preparado de Proteínas

A lo largo de la historia, el valor nutricional de nuestra alimentación ha sido un aspecto casi irrelevante, salvo por circunstancias especiales: podías comer más o menos, pero la calidad de los alimentos no era algo en lo que nos detuviéramos demasiado. Productos frescos, directos del campo, orgánicos, sabrosos, llenos de nutrientes... Debido a los desarrollos científicos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, los alimentos pudieron obtenerse y prepararse de forma más encilla, pero realmente cuanto más fácil es de obtener un alimento y menos preparación conlleva, más largo ha sido su camino del campo a la mesa. Los edulcorantes artificiales, conservantes, aditivos y procesamiento de los alimentos regularon este proceso, pero han reducido en algunos alimentos su contenido en nutrientes y, por lo tanto, su calidad alimenticia.

Como sociedad, hemos automatizado gran parte del proceso de preparación de muchos alimentos haciendo, en ocasiones que alguna legumbre se convierta en algo casi irreconocible. Los alimentos que suponemos que están llenos de vitamina C o calcio pueden, en realidad, estar completamente desprovistos de ello debido al largo y duro proceso al que se ven sometidos. La necesidad de complementar nuestra alimentación con nutrientes perdidos en el camino se ha vuelto cada vez más prioritarios desde la década de los sesenta. Los complementos alimenticios son ya tan “obligatorios” como el lavado de dientes. Actualmente ya no nos preguntamos si algo “complementa”, sino “de qué forma lo hace”.

 No siempre y no a todo el mundo le resulta posible seguir todos los días una dieta saludable, debido a que los alimentos menos nutritivos suelen ser los más económicos. Esto significa que comprar una bolsa de patatas fritas siempre será más barato que una pieza de pollo o un paquete de legumbres listas para comer, ambas ricas en proteínas, pero menos satisfactorias a corto plazo. Ya sabe cómo funciona: lo más barato y sencillo de comer hará que tengas hambre 45 minutos después. Es hora de descubrir cómo comer de forma más sana e inteligente.

Las Sopas Natural Balance Wellness actúan como un snack rápido tan sencillo como abrir un paquete de caramelos, pero mucho más saciante, sano y satisfactorio. Están formuladas con una combinación de proteínas de guisantes, soja y patata, que no solo funcionan como base perfecta de tu comida, sino como opción saludable para complementarla. Almendras tostadas o unos tomates cherry pueden ser el aderezo perfecto para tu sopa de tomate y albahaca. Si quieres algo más de riesgo, añade un poco de salmón ahumado, pimientos asados picados, queso Roquefort o parmesano a tu sopa de espárragos. Ambas sopas pueden también convertirse en un primer plato perfecto en invierno en casa o en la oficina. ¡Una sola ración de sopa aporta a tu organismo aproximadamente 7 g de proteínas!

¿Crees que puedes hacerlo aún mejor? El Preparado de Proteínas puede ser la clave. Contiene proteínas derivadas de la leche, el huevo y los guisantes. No posee sabor y es perfecto para añadir en tus comidas o bebidas. ¡Una única cucharada aporta 8 g de proteínas!

¿Qué te parece? ‘Prepara un plan para aprovechar al máximo todas las posibilidades que las proteínas Wellness pueden ofrecerte!