1. RECOMPENSA TUS ÉXITOS
Siempre es más fácil motivarte a hacer algo si te propones a ti mismo una recompensa. Así que, planea algo divertido para hacer una vez lo hayas terminado. Recuerda también recompensar tus pequeños éxitos. Es mucho más motivador premiarte poco a poco que esperar a recibir una gran recompensa a largo plazo.
2. DEFINE TU LISTA DE TAREAS Y APRENDE A PRIORIZAR
No hay nada más satisfactorio que tachar algo que ya has hecho de tu lista de tareas pendientes. Comienza escribiendo una lista con todas tus tareas y colócalas en orden de importancia. Té será mucho más fácil y siempre sabrás por dónde empezar a trabajar.
3. LO MÁS COMPLICADO SIEMPRE LO PRIMERO
Cuando planifiques tu agenda diaria, comienza siempre con la tarea que te resulte más complicada. Por las mañanas tenemos más energía y además, ¡si te quitas de en medio esa tarea tan compleja, el resto te resultará pan comido!
4. TIEMPO PARA IMPREVISTOS
Por muchos que te organices, siempre hay cabos sueltos que pueden derivar en imprevistos, Si tu agenda está repleta, te será imposible hacer nada más que no tuvieras planificado así que, asegúrate de contar siempre con algo de tiempo para esos imprevistos que están fuera de tu control.
5. UN CONSEJERO A TU LADO
Cuéntale a alguien en quien confíes tus planes, tus objetivos y tus éxitos logrados. No sólo servirá para motivarte y aconsejarte, sino que te mantendrá con los pies en el suelo.
6. ANALIZA EN QUÉ PIERDES EL TIEMPO
Si sientes qué pierdes el tiempo aun teniendo mucho trabajo, párate y piensa. ¿Por qué? Podrás hacerte una idea de en qué te distraes y es posible que no te estés centrando en lo verdaderamente importante. Es posible que puedas delegar las pequeñas tareas para llegar a todo sin problema.