Puntos negros o filamentos sebáceos: ¿cuál es la diferencia?

Todos hemos estado allí, de pie frente a un espejo torturando nuestra piel tratando desesperadamente de exprimir cualquier cosa que se parezca a un punto negro. Pero los pequeños puntos ofensivos que estamos atacando pueden ser, de hecho, filamentos sebáceos, no puntos negros. Averigua qué son y cómo tratarlos.

Todos hemos estado allí, de pie frente a un espejo torturando nuestra piel tratando desesperadamente de exprimir cualquier cosa que se parezca a un punto negro. Pero los pequeños puntos ofensivos que estamos atacando pueden ser, de hecho, filamentos sebáceos, no puntos negros. Averigua qué son y cómo tratarlos.

Sabemos que hurgarse la piel es una muy mala idea, pero a veces no se puede evitar. Esos puntos negros tienen que desaparecer. Sin embargo, si sientes la necesidad de toquetearte la piel, te conviene saber que esos puntitos grises que ves pueden no ser en realidad puntos negros, sino filamentos sebáceos (también llamados tapones de sebo), que son una parte normal del funcionamiento de tu piel. Entonces, ¿cuál es la diferencia?

¿Qué son los puntos negros?
Los puntos negros son una forma de acné, formada por sebo (una sustancia aceitosa y cerosa que ayuda a lubricar la piel), células cutáneas muertas y bacterias que se acumulan en los folículos pilosos, creando un "tapón" que impide que el sebo llegue a la piel. Cuando el "tapón" se expone al aire, se oxida y se vuelve gris o negro, de ahí su nombre.

¿Qué son los filamentos sebáceos (o tapones de sebo)?

Los filamentos sebáceos también están formados por sebo y células de la piel, pero suelen ser de color blanco o gris claro, no negro. No obstruyen el poro como los puntos negros, sino que distribuyen los aceites a la superficie de la piel, ayudando a que la piel se mantenga suave e hidratada. A diferencia de los puntos negros, cuando los eliminas, siempre vuelven a aparecer, porque se supone que están ahí.

No obstante, tanto si tenemos puntos negros como filamentos sebáceos, no queremos que nos salgan por los poros. Pero apretarlos, por muy satisfactorio que sea, puede dar lugar a poros dilatados y a cicatrices. Entonces, ¿qué podemos hacer para reducir su aparición?

 

¿Cómo se eliminan los filamentos sebáceos o puntos negros?

¡Limpia la suciedad!


Introduce una limpieza con aceite, antes de tu rutina habitual, también conocida como doble limpieza. La doble limpieza consiste en utilizar un limpiador a base de aceite para eliminar las impurezas oleosas, el exceso de sebo y los puntos negros, antes de utilizar el limpiador habitual. Se trata de un método de limpieza exhaustivo que hace que nuestra piel luzca lujosamente suave y limpia.

Prueba nuestra Limpiadora Oleosa NovAge combinado con nuestro Gel Limpiador Supreme NovAge para una doble limpieza perfecta. 

¡Deja que un ácido haga su magia!


Los exfoliantes como el ácido salicílico ayudan a exfoliar suavemente la piel. El ácido salicílico se introduce en los poros para disolver la suciedad y las uniones entre las células muertas de la piel, lo que acelera el proceso de renovación celular y cierra visiblemente los poros, haciéndolos parecer más pequeños.

¡Purifica!


Una suave mascarilla exfoliante como nuestra Mascarilla Purificante con Carbón Activo Pure Skin ayuda a desobstruir los poros y a eliminar las impurezas o el exceso de grasa que pueda haber en los poros, lo que significa que no habrá nada (¡ni lo bueno!) que sobresalga de los poros después de esto!

Texto: Fotografía: Robert Berggren